La revolución industrial, que vino representada por el desarrollo de la tecnología, la globalización de mercados y recursos, la mano de obra barata, o la disponibilidad de una energía asequible como el carbón, transformó radicalmente las formas de producción y consumo establecidas hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
Este modelo de producción conocido como lineal, históricamente ha estado basado en la utilización de grandes cantidades de materias y energías de fácil acceso con bajos precios, y del mismo modo que en el pasado estuvo ligado al crecimiento económico, se enfrenta en la actualidad con los desplantes que el propio modelo genera dando así muestras de su vulnerabilidad.
Su principal problema reside en estar basado en una premisa incorrecta, que las materias que el planeta pone a nuestra disposición para cubrir las necesidades humanas son infinitas.
El sistema de producción lineal trajo consigo muchos beneficios en términos de desarrollo y bienestar, pero dejo de lado la más importante de las hipótesis de partida, la sostenibilidad del propio sistema creado.
“Si la población mundial llega a los 9.600 millones para 2050,
harían falta casi 3 planetas para proporcionar los recursos naturales
necesarios para mantener los modos de vida actuales”
(Organización Naciones Unidas).
Así, la economía circular surge como un nuevo paradigma social, político, económico y empresarial capaz de transformar las limitaciones que el modelo lineal trae consigo. Un nuevo modelo que busca compartir, reutilizar, renovar, reparar, alquilar y reciclar materiales para potenciar un valor durante el mayor tiempo posible.
Este sistema circular prolonga el ciclo de vida de los productos lo que genera beneficios globales como la reducción de la presión sobre el medioambiente, la garantía de suministro de materias primas fomenta la competitividad, así como la innovación y el crecimiento económico.
Otro de los factores relevantes para la aparición de la economía circular es el impacto en el medio ambiente producido por el modelo “producir, usar y tirar” ya que la extracción y el uso de las materias primas generan importantes consecuencias sobre el medio debido al aumento del consumo de energía y las emisiones de CO2. El ritmo de producción se ha convertido en un sistema insostenible a medio y largo plazo, no sólo desde el punto de vista medioambiental, sino también económico y social. En este contexto, la economía circular contribuye a crear un entorno seguro para la economía, cambiar de modelo productivo y a generar un crecimiento sostenible.